
No existe un alimento que identifique mejor que el mejillón la despensa marina de Galicia. Éste molusco bivalvo ocupa por méritos propios el puesto más alto en ese escalafón, integrado por una amplía oferta que ha proporcionado a Galicia la fama a lo largo del tiempo.
No es casualidad esta realidad, porque la relación de los pobladores de este territorio con este bivalvo vie-
ne de atrás. Las comunidades celtas en Galicia tenían un rico menú de mariscos, como lo demuestran las
conchas de mejillón y otros moluscos encontradas en sus castros. Y en el siglo XVIII desde las rías gallegas se mandaban a la corte de los Austria barriles de ostras y mejillones, sumergidos en “escabeche real” para ser consumidos por la nobleza en la Cuaresma.
En 1945 se fondeó en la ría de Arousa la primera batea, proceso que siguieron en otras rías de Galicia. Y a mediados del siglo XX se pasó de la simple recolección a un cultivo que se convirtió en pilar de la economía de muchas localidades costeras.
La relevancia de este sector quedó corroborada en el año 2007, cuando la Unión Europea inscribía a la Denominación de Origen Protegida Mejillón, DOP, de Galicia en el registro de la Comisión Europea, convirtiéndose de ese modo en la primera Denominación de Origen Protegida de un producto del mar que obtenía el reconocimiento de la Unión Europea. Era también la recompensa al enorme esfuerzo de generaciones que con su saber hacer elevaron al mejillón a una nueva categoría.
Ese distintivo es el mejor refrendo para el consumidor, porque garantiza un origen cien por cien gallego y una calidad superior, fruto de los rigurosos controles a los que está sometido el mejillón con DOP desde su obtención en las rocas como semilla hasta su llegada como ejemplar adulto al punto de venta final. Un aval que aporta un valor añadido a un alimento excepcional de por si caracterizado por sus extraordinarias cualidades nutricionales, su versatilidad en la cocina y, además, por proceder de unas rías con una enorme riqueza en fitoplancton. Es en esas fértiles aguas donde se realiza su cultivo, totalmente natural, sostenible y con una huella medioambiental mínima.
El mejillón es un elemento sustancial de la denominada Dieta Atlántica (que incluye el consumo habitual de pescados, mariscos y moluscos) y considerada como “un modelo de dieta saludable” por la Fundación Dieta Atlántica (organismo de la Universidad de Santiago de Compostela). Sus aportes en Omega 3, en vitaminas y en sales minerales como el selenio, el yodo, el hierro y el zinc convierten a este bivalvo en un auténtico superalimento. Estas cualidades han hecho del mejillón un ingrediente habitual en la dieta doméstica, así como también en la oferta habitual de la restauración, incluidos los establecimientos más reconocidos que han sido capaces de elevarlo a otro escalafón.
Pero su dimensión va mucho más allá de la vertiente socioeconómica o gastronómica porque el mejillón forma parte consustancial de la identidad de Galicia, de su cultura y también de su paisaje marino, donde las bateas ocupan un lugar predominante como elemento distintivo. Estamos ante un alimento con unos rasgos únicos, singulares. Y que tiene un distintivo que lo identifica: el de Mejillón de Galicia.